
V
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Bienaventurados :
- Los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
- Los que lloran (sufren), porque ellos serán consolados.
- Los mansos porque ellos poseerán la tierra.
- Los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos.
- Los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
- Los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
- Los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
- Los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados seréis cuando os injuriaren y persiguieren y dijeren todo mal contra vosotros mintiendo, por causa mía: alegraos y regocijaos, porque será grande vuestra recompensa en los cielos. Así persiguieron a los profetas que os precedieron.
Predicó Jesús por toda Galilea, realizando milagros para los necesitado. Su fama se extendió por toda Siria, y le seguían las turbas. Viendo a la multitud, subió a un monte, se sentó y llamó a sus discípulos, enseñándoles la Palabra (el verbo, la verdad del Padre).
Mi opinión:
Creo que el Odre Nuevo comienza y se resume frente a las turbas, en aquella montaña o alto. Las palabras que allí se pronunciaron deberían meditarse profundamente por cada cristiano, pues marcan la diferencia. Deberíamos ponerlas en relación con lo que ha sido nuestra vida, nuestras metas y resultados; y lo que es más importante; con relación a lo que esperamos que termine siendo. No deberíamos permitir que ningún otro discurso o influencia las haga sombra siquiera.
El Maestro se dirige a las turbas, “al pueblo” de todos los tiempos; más concretamente llama a los elegidos que le prestarán oídos de entre toda esa masa. Los llamados que perseveren (en el Odre Nuevo) serán los elegidos del Padre para el Hijo predilecto, nuestro Señor (como dijo el rey David). Las víctimas que perseveren devolviendo bien por mal, sirviendo a todos y al Padre; sirviéndose así a si mismos.
Creo que nunca se le ha dado la verdadera importancia que tiene al Sermón de la Montaña, y que solo se puede comprender desde el evangelio de Mateo. No es ni más ni menos que el Odre Nuevo, el Reino de los Cielos; el Mensaje del Padre Creador desvelado por primera vez, tras de siglos de haber sido anunciado.
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El Sermón de la Montaña es una unidad indivisible: no sirve quedarse con algunas cosas porque se adaptan más a la sociedad del momento y prescindir de las otras, por olvidadas o chocantes hoy. Ni es predicación solo para los apóstoles que tan solo portan túnica, sandalias y el polvo del camino (que sería algo muy parecido a lo que debería ser un misionero; sacrificando familia y toda otra ocupación que no sea la de servir al prójimo, al Padre; buscando la perfección como enseño el Cristo al joven curioso). Este Sermón de la Montaña, no va dirigido solo a ellos (aunque necesariamente también); va dirigido sobre todo a las turbas de ayer y de siempre; a los que buscan la Verdad; para que la Palabra (del Padre) pueda llegar a todos ellos: y de entre ellos, al pequeño rebaño de los elegidos; eso sí, a través de los Discípulos Apóstoles, de los pescadores de hombres, y de sus sucesores…
Las turbas aguardaban; Jesús subió a un alto y se sentó; sus discípulos se acercaron, y comenzó a hablarles del odre nuevo. El Cristo instruyó a sus discípulos para que llevarán su mensaje a las turbas. Mucha es la mies y pocos los trabajadores para recogerla; es decir, pocos los discípulos comprometidos en enseñar y servir de ejemplo a las turbas, siguiendo fielmente los pasos del Maestro. Las turbas; la mies, es mucha; sin embargo, la mayor parte se perderá, y los finalmente elegidos serán un pequeño rebaño. Porque la luz (la Verdad) vino al mundo, pero (casi todas) las personas eligieron las tinieblas. Los trabajadores que siembran el mal son muchos más que los trabajadores comprometidos en sembrar el Reino de los Cielos aquí (salta a la vista); pocos son los verdaderos pescadores de hombres que recolectan elegidos.
Esta predicación temprana sienta las bases del anunciado Mensaje del Padre: el Reino de los Cielos, el Odre Nuevo, que abre un abismo insalvable respecto al desgastado por adulterado odre viejo existente hasta ese momento (y hasta ahora, al observar con perspectiva, para la inmensa mayoría; que ni vemos ni escuchamos, aunque oímos y miramos).
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El Sermón de la Montaña no son solo las bienaventuranzas; es un "repaso general", en absoluto relativo, para los restos, que terminó cuando el Mesías descendió de aquel alto): No son "cosas de otros tiempos" que hay que adaptar a cada presente (a sus modas y costumbres, al capricho o interés del cesar de turno; y lo que es peor, a la progresiva deriva del Novus Ordo anticristiano que la Sinagoga de Satanás viene imponiendo al mundo durante generaciones), como van soltando curillas progres de pega a los que les escuchan. Así, la infidelidad, la separación, el divorcio; no son cristianos (el Cristo lo dejó claro: lo que Dios ha unido que no lo separe nadie; de ahí la necesidad del largo periodo de noviazgo de antaño para conocerse y aceptarse; para fundirse en una unidad moral sólida). Y, no ya el flirteo, el coqueteo; sino la simple mirada lasciva, libidinosa de soslayo, por oculta que quede a todos (no así al Padre); como dijo el Cristo (el Padre), en este mismo sermón; esa tampoco es cristiana: si tu ojo te escandaliza, arráncatelo, pues te impedirá llegar a la Vida. Son casos ya comúnmente aceptados, y los que se irán aceptando. Como se aceptó la aberración del aborto, y se aceptará la pederastia, y las mil caretas de la eugenesia y la eutanasia; y lo que nos quedará por ver; y lo que no llegaremos a ver por falta de tiempo.
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El Sermón se compone de palabras atemporales: El Predilecto representa el Verbo, la Palabra del Padre, indeleble tal cual; la VERDAD con mayúsculas, que no debe ser modificada, adaptada ni cambiada. El aspirante a cristiano debe mantener la Palabra contra viento y marea, por mucho que le presione su entorno. No debe imponerla, porque es anticristiano; allá cada uno; pero sí imponérsela como meta en cada paso, si no quiere ser otro cristiano más de pega: a quien me niegue (negando mi enseñanza), yo le negaré ante el Padre. Quien se tenga por cristiano, hará lo posible por darla a conocer e intentará respaldarla con su conducta sin desfallecer tras cada caída; y si avergonzarse de ello.
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Según Mateo (5), cuando se acercaron sus discípulos, el Cristo comenzó proclamando las bienaventuranzas:
Bienaventurados los pobres de espíritu, los que lloran, los mansos, los que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los limpios de corazón, los pacíficos, los perseguidos. Y matizó: los injuriados, los perseguidos, los difamados por mi causa (por defender el Reino de los Cielos, el Odre Nuevo); porque será grande su recompensa. (Porque igualmente) Así (de mal, los malvados) trataron antes a los profetas.
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Marcos/(Pedro) no se refiere al discurso, sino que (Marcos 4,21 - Mateo 5,15) recoge fragmentos sueltos y se centra más bien en los milagros, y otros hechos. Así, menciona (como Lucas), la llamada a Mateo (Marcos 2,13). Pedro, fue llamado, según Mateo (4.18), antes del Sermón; antes que él (que Mateo).
Por su parte, ni Lucas, ni su maestro Pablo, conocieron en persona al Maestro, así que su relato es fruto de investigaciones posteriores entre los seguidores de Jesús que si le conocieron; como Mateo, uno de Los Doce que, al contrario que Lucas (llamada de Mateo en 5.27 y Sermón de la Montaña en 6.17), sitúa el Sermón de la Montaña (Mateo 5) antes de ser llamado (él mismo) por el Cristo (Mateo 9); y nadie mejor que el propio Mateo sabía que sucedió primero. Así, quizás Mateo tampoco fue testigo directo de aquel Sermón; o quizás, Mateo escuchó a Jesús en aquel monte entre las turbas (Mateo 5), antes de ser llamado (Mateo 9); y por eso no dudó en seguirle. Aunque lo trascendental no es como sucedió, sino lo que allí se dijo.
Lucas/Pablo, además de reducir notablemente lo dicho en el Sermón (basta echar un vistazo a lo recogido por Mateo), sitúa el Padre Nuestro en (11,1); posteriormente al sermón de la montaña en (6,17). Mateo sin embargo sitúa el Padrenuestro como parte del propio Sermón.
Únicamente ambos evangelistas se refieren específicamente a aquel Sermón como tal, pero Mateo refiere las bienaventuranzas y Lucas (que como Pablo habla de oídas), además, pone en boca del Cristo unas chocantes ¡maldiciones!. Pero no quedan ahí las diferencias:
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Escribe Lucas: Bienaventurados los pobres, los que ahora tenéis hambre, los que ahora lloráis. Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien y cuando os rechacen e injurien; y desprecien vuestro nombre como perverso, por causa del Hijo del hombre. Alegraos y regocijaos, vuestra recompensa es grande en el cielo, porque así obraron sus ascendientes con los profetas.
Parece igual al discurso que recoge Mateo, pero definitivamente, no es así. Hay que fijarse un poco en esa primera frase (Bienaventurados los pobres, los que ahora tenéis hambre, los que ahora lloráis) para ver una pequeña gran diferencia; trascendental respecto a la versión de Mateo:
Llama la atención que Mateo habla de pobres... pero añade, de espíritu: pobres de espíritu, lo que es muy distinto de un pobre “a secas", tal como aparece escrito en el evangelio de Lucas (Pablo) en esa primera frase. Igualmente, los que tienen hambre y sed de justicia "de Mateo"; tampoco son hambrientos o sedientos "a secas", tal y como se lee en el evangelio de Lucas.
Habrá pobres y pobres, hambrientos y hambrientos; oprimidos y oprimidos; los habrá buenos y malos, justos e injustos. Así, hay muchos pobres u oprimidos inyectados en odio por su condición o por lo que sea), muy lejos de ser bienaventurados. Apoyándose en malentendidos como este, los pobres, hambrientos, afligidos; víctimas y perdedores en general; serán manipulados, adulterados, envenenados por el odio; utilizados como fuerza de choque, como arma odiadora revolucionaria; o sea, la escoria Disraeli Rothschild, más útil antes que las bombas (Protocolos Anglosionistas).
Como dejó claro el Hijo del hombre, los ricos lo tienen muy difícil pero; ni los pobres, ni los que sufren son bienaventurados por su condición; porque con razón o sin ella, es la respuesta (exterior e interior) a la injusticia de los que la sufren (y de los demás también), lo que les dará ocasión o no de ser bienaventurados; dignos de la Vida; es la respuesta a las pruebas de cada cual lo que cuenta; no el pasarlas, por duras e injustas que sean (solo el Padre mide el fiel de la balanza): la respuesta correcta, cristiana, verdadera, es devolver bien por mal ¡siempre!. Quienes perseveren en ello hasta el final, serán bienaventurados, pero no en esta vida, sino en la Vida. El Mesías lo dijo y lo demostró con su ejemplo.
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En Mateo se entiende desde la primera palabra, que los desfavorecidos serán bienaventurados porque su desdicha viene causada por intentar seguir la Palabra; por querer al prójimo (ricos incluidos) a pesar de su condición desfavorable; y no por ser pobres, desdichados, perseguidos, etc.
Mateo matiza, adjetiva; entiende; Lucas/Pablo, no; porque las primeras palabras aluden engañosamente a los pobres, hambrientos y afligidos; o sea, a víctimas sociales sin más, sin matizar. Esas doce palabras (de Bienaventurados a lloráis) pueden entenderse independientes de las siguientes, cuando el Cristo habla de la Causa. El relato de Lucas/Pablo llama a engaño, o como poco a confusión; y de enormes consecuencias. Pues victimiza sin sentido; lo que moverá a un odio envidioso de muchos, que utilizarán sus palabras como coartada (inconsciente o premeditadamente), para justificar su maldad, adulterando el Mensaje e invirtiéndolo; tal y como sucedió con el odre viejo.
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Siempre habrá muchos más perdedores bueno y malos, y por eso, de entre estos, siempre habrá muchos más elegidos perdedores respecto a los ganadores. Es más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja, a que pase un rico a la Vida, pues ya ha tenido su recompensa.
Lucas termina, como Mateo, hablando del motivo de la persecución de los bienaventurados; pero eso no borra esas doce palabras mal escritas al principio, que dejan una primera y profunda mala impresión; llamativa mentira que quedará para siempre en el subconsciente colectivo: los pobres, los perseguidos; quienes sufren en general, tan solo por eso, pasan a ser contemplados erróneamente como bienaventurados bendecidos por el cristianismo: y no es así; muy, muy mal. Hoy vemos las consecuencias por boca del propio masón Bergoglio y su adulterado pseudo cristianismo comunista, del ojo por ojo de toda la vida: del odre viejo "de toda la vida". El "clásico" cesar utilizando el odio del pueblo para tomar el poder o para mantenerlo. Pero en cierto modo, es indiferente que el que malmete saque provecho de su adulteración; compete a cada cristiano comprender lo que lee del Cristo antes que lo que le cuenten (o le convenga entender), incluso tras una sotana. Se ha de buscar la justicia como la buscó el Maestro, sin hacer mal alguno; si así no se puede obtener, perseverar en el intento bienintencionado a pesar de las penas, pues esta vida no es la que cuenta. El mal nunca está justificado, es la negación del Mensaje, es ponerse a la altura de Caín. Es muy, muy difícil, pero hay que intentar sinceramente querer al hermano que te odia y te daña.
Sin prestar atención, es muy fácil confundirse y confundir. Hay que discernir, y al final todo encaja.
Al centrarnos en el texto de Mateo, en el primer lugar de las bienaventuranzas, Jesús menciona a los pobres de espíritu
El espíritu, es lo que somos más allá de la materia; es el alma o voluntad inmaterial que, en esta vida, se materializa dentro de la materia (a la cual estamos atados aquí hasta la muerte), del cerebro; en forma de pensamientos. El espíritu es fruto de la voluntad instantánea que, a través del tiempo va tomando un rumbo, más o menos cambiante, en función del medio (las constantes y variables que nos influyen). Cómo una magnitud y su vector (con dirección y sentido a través del tiempo) la voluntad (fruto del libre albedrío) va definiendo la gráfica de nuestra función existencial o trayectoria aquí: nuestra alma, nuestro espíritu; es lo que define nuestro propio ser inmaterial. Lo que nos da un valor positivo o negativo para el Padre, para el Todo.
El Padre, el Todo (pues solo EL ES, ya que ni siquiera la nada es/existe, fuera del Padre); también tiene su espíritu; un Espíritu Santo, o sea, perfecto. Así, el humano está hecho a semejanza de su Creador; cada humano es una parte del todo, con un espíritu, un alma "en blanco"... "por escribir". El Espíritu Santo del Creador es reflejo de su Voluntad, de su libre albedrío; es el pensamiento del Todo. Nuestras almas ya están escritas para el Creador, pues el tiempo es parte también de su creación.
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Cuando el Maestro habla del espíritu (pobres de espíritu); se está refiriendo al alma, que se alimenta de pensamientos; los cuales son el reflejo de la voluntad humana (magnitud, que en el Padre, es el Verbo); del uso del libre albedrío; nuestro yo más profundo. Y así como en una computadora existen los periféricos o accesorios para ponerla en contacto con las necesidades de que ha de ocuparse "en el exterior"; el Padre nos creó con un cerebro integrado en un cuerpo; la materia en la cual se procesan pensamientos que nos relacionan con este mundo en esta vida; y con el resto del todo. Así, el humano puede incluso, dada inteligencia alcanzada con respecto al resto de las especies, entrar en simpatía con el Creador, con su espíritu (santo). Estamos diseñados con la materia que produce el pensamiento instantáneo, presente: la libre voluntad de vencer el instinto (o no); que conforma con el tiempo, el espíritu, el alma, la función o trayectoria que puede ponernos en sintonía con el Poder; con su función perfecta e infinita, con su trayectoria: sincronizándonos, santificándonos.
Nuestra alma encerrada en este mundo/vida, en la materia (la carne); puede ponernos en contacto con el Padre, con el espíritu del Todo; pero solo si le buscamos y si le encontramos (en nuestro propio pensamiento); y también nos pone en contacto con el omnipresente instinto (aquí): el Malo encargado del "tamiz", si se lo permitimos. Entonces, el buen cristiano marcará su rumbo (vector) consciente en base al Mensaje del Hijo (en absoluto relativo); y por el contrario, muchos bien intencionados en algún momento, quedaran a merced del engaño; del relativismo, del materialismo "de turno" (de la carne). Son los que, inconsciente y ocasionalmente, perciben en algún momento la Verdad, pero sin ningún apoyo firme; sin ninguna referencia clara para, siquiera, reconocerla, la mayoría de las veces.
Nuestras acciones y pensamientos son consecuencia de nuestra alma inmaterial; del espíritu consciente capaz de encontrar y permanecer en contacto con el Espíritu (Santo) del Todo creador; para poder trascender en/con EL, a esta vida, a esta prueba.
Mi primera impresión al leer "pobres de espíritu", es que estos son los que, no siendo capaces de comprender bien el por qué, sin embargo, perciben, sienten, la emoción de estar en la Verdad (en lo cierto), al obrar de determinada manera, de acuerdo al Evangelio (de ahí que el mensaje sea tan sencillo como el que más); y moviéndoles el corazón más que el cerebro, se entregan al servicio al prójimo, al Padre. Perciben que es lo mejor, lo auténtico; que ahí está el verdadero bien. Se lo dice el corazón; o como le dijo el Cristo a Pedro: bienaventurado tu porque lo que dices te lo ha inspirado mi Padre.
Buscando interpretaciones por la Red, leo: El "rico de espíritu" es el que cree saberlo todo, pero está equivocado. El "pobre de espíritu" sin embargo, comprende humilde su desconocimiento, y no deja de buscar la Verdad. Veo esta interpretación rebuscada y muy cercana a la teoría de la mano izquierda gnóstico-masona, pues en el primero se reconoce al "beato cristiano", culpable de todos los males, cegado por la superstición; y en el segundo, al iluminado por la luz de la lechuza, que prefiere equivocarse, para seguir buscando indefinidamente (realmente, prefiere el relativismo oportunista), a aceptar la sencilla verdad, accesible incluso a los más simples. Así que, no solo no me vale esta interpretación; sino que me huele fatal a rancia soberbia gnóstica.
Sigo con mi primera impresión; el pobre de espíritu es el simple (el término, abarca un amplio espectro de tipos, y comprende en su extremo, el patológico o retrasado) que reconoce la Verdad, como los niños; la percibe y le emociona. Su desventaja en esta vida, resulta ventajosa para alcanzar la Otra, pues aleja, de partida, muchas tentaciones.
Hay diferencia entre simple y sencillo, pues el simple no elige serlo (pero eso no le resta un ápice de humanidad, antes, al contrario), y el sencillo (como el mismo Cristo), si lo elige: Habéis de volveros (como) niños (de simples) para entrar en la Vida (los que podéis, ya que los simples, no lo eligen). Prototipo de simple sería Pedro: cabezota, duro y emotivo: impulsivo; se dejaba llevar por su corazón antes que por su cerebro; reconoce emocionalmente la Verdad y la persigue, más fiel que la mayoría de los racionales. Sancho también da el tipo, salvando las distancias.
El intelecto, los pensamientos (puntuales), conforman el espíritu, el alma: la trayectoria resultante conseguida en esta vida; prisionera del cerebro físico que la produce, de la materia, hasta la muerte aquí. Solo el Padre sabe/puede valorar todo. Mi opinión es que cuenta la trayectoria y su conclusión; siendo la primera una condición necesaria, pero no suficiente, si la conclusión niega esa primera condición. Esto lo avalan varias parábolas del Cristo, donde se hace hincapié en estar siempre alerta, ya que desconocemos si la conclusión será o no abrupta. De igual manera, es estúpido hacerse trampas "al solitario", jugando a arrepentirnos en el último momento: Sea el autoengaño, consciente o no. La conclusión debe ser consecuencia de la función en todo caso.
Nuestro espíritu, o bien "presta oídos" al Malo (sigue el instinto genético con relación al Prójimo); o bien, "escucha" al Espíritu Santo (del Padre) en el pensamiento propio, en nuestra voluntad (que será la Suya en ese caso). Si se conoce y comprende la Palabra que el Hijo nos trajo (el Verbo); se podrá interactuar con el Poder.
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Volviendo a los pobres de espíritu, estos (en su mayoría, pues también los habrá consumidos en odio irracional), están más cerca de la inocencia de un niño, y por tanto, más cerca del Padre.
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Nada de lo dicho es digno de crédito (excepto las palabras del Cristo), y solo quiere ser motivo de reflexión.
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Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su fuerza, ¿con qué se salará? Para nada sirve ya, sino para que, arrojada fuera sea pisada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad que está sobre un monte. Ni se enciende una lámpara y se pone bajo el celemín, sino que se coloca sobre el candelero, para que dé luz a todos los de la casa. Que brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas y glorifique a vuestro Padre, el de los cielos.
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Les habló de su responsabilidad, de la necesidad que tenían los sembradores de dar testimonio imitando al Maestro.
Mi opinión: No se debe buscar el bien, ocultándose, mintiendo... "para conseguirlo " (y menos mediante el mal), como sostiene el rabinismo talmudista, el determinismo protestante, la guerra santa del islam o el relativismo masón. Que todo es gnosticismo del Diablo. Para el bien, para Jesús... para el Padre: "El fin NUNCA justifica los medios", tanto si son malvados, (como cuando se pretende justificar un "pequeño mal" para hacer un "gran bien", excusa típica del poder conspirador); como si están ocultos a los hombres y a Dios.
Para el gnosticismo masón, islámico o el del Nuevo Orden Mundial de la élite talmúdico usurera anglo-sionista, el fin SI justifica los medios (que masones y pseudo-mosaicos como Maquiavelo, además, ocultan). Al final todo es materialismo, es carne... pues al final todo son medios, y el supuesto fin bondadoso termina por ser relativo... adaptable al interés del poder mundano "de turno".
Jesús nos dice que el bien (ha de estar en los medios y en el fin) hay que obrarlo a la vista de todos, y de Dios. Y no para vanagloriarnos de ello, sino como mejor homenaje al Padre, humildemente.
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No penséis que he venido a abolir la ley o los profetas. No he venido a abolir, sino a perfeccionar. Porque en verdad os digo: antes pasarán el cielo y la tierra que pasen una jota o un ápice de la ley sin que todo se cumpla. Por tanto, todo el que quebrante uno de estos mandamientos, los más pequeños, y enseñare así a los hombres, será el más pequeño en el reino de los cielos; pero el que los cumpliere y enseñare, éste será grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no fuere más que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
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Les habló del motivo de su venida; recordándoles que todo lo escrito se cumpliría; pero que los que debían haber guiado bien al pueblo, lo habían desviado del buen camino.
Mi opinión: No basta con ir a Misa, confesar o comulgar... con seguir los preceptos de la Iglesia. La Iglesia "oficial", cualquier escisión o secta; es... siempre ha sido y será "de los hombres", y por tanto, imperfecta. Será más justa y estará más cerca de la de Pedro, en cuanto más se ajuste al Evangelio, a las palabras de Jesús: El "odre nuevo", por contraposición al adulterado durante milenios "odre viejo", que Jesús denunció a los hipócritas rabinos; los que propiciaron su muerte (como confesaría Maimónides en su momento, la élite sionista actual). Las Antiguas Escrituras, el odre viejo al que se ajusta "por conveniencia" el talmudismo cabalista, padre del protestantismo y las masonerías (y de la degeneración del cristianismo católico); solo sirvieron para anunciar con siglos de antelación la venida del Mesías, del Hijo Unigénito del Padre, como este reveló. Mesías que rechazó y rechaza la élite judía por no servir a sus propósitos terrenales (y aún siguen esperando de Dios un mesías "a su medida"; a la medida de sus ambiciones y de su soberbia); hasta el punto de ser radicalmente contrario a tales propósitos.
El odre viejo que ha impuesto el Malo dice, amaras a tu dios y odiaras a tu enemigo; es el ojo por ojo que subyace atento en el inconsciente de los que incluso nos decimos cristianos; son las tinieblas. Seguir correctamente el Odre Nuevo está al alcance de muy pocos, y por propia voluntad; es la luz: son los pasos del Maestro, que no por casualidad recibe tal nombre.
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Habéis oído que se dijo a los antiguos: no matarás. Quien matare será reo de condenación. Pero yo os digo: todo el que se enfada con su hermano, será reo ante el tribunal. Y quien dijera a su hermano raca, responderá ante el sanedrín. Y quien le dijere necio, responderá con la gehenna del fuego. Si fueres al altar para hacer tu ofrenda y allí te acordares que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí delante del altar la ofrenda y ve primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelve y presenta tu ofrenda. Haz pronto la paz con tu adversario, mientras estás con él en el camino; no sea que te entregue al juez y el juez al guardia y seas encarcelado. En verdad te digo que no saldrás de allí mientras no pagues el último céntimo.
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Y pasó a explicarles en que consistía esa adulteración de siglos, desoyendo esos guías a los profetas.
Mi opinión: Una vez más Jesús se enfrenta al adulterado concepto agnóstico de los Antiguos; es decir: a la "tradición" rabínica pseudo-mosaica de entonces, la que le condenó; y que es la misma que hoy sostienen algunas sectas como la que practica la élite talmúdico usurera anglo-sionista, dominadora del mundo a través de sus agentes masones; y que impone soterrada e inexorablemente el llamado Nuevo Orden. No basta con no matar.
Es como el arcaico agnosticismo corruptor que se fue aplicando a la Ley entregada a Moisés; que fue haciéndose tradición y tergiversándose mediante sucesivas cábalas. Gnosticismo que fomentó y fomenta la idea y el sentimiento materialista: la supuesta superioridad "divina" de la raza hebrea que Disraeli y los suyos se atribuyen como pueblo elegido. Pero Jesús dejó claro que, si "la salvación venía de los judíos", no era por esa superioridad racial sobre el prójimo (antes bien, recalcó que los últimos serán los primeros); sino porque él mismo (el Mesías, el Hijo... la verdad hecha carne gracias al buen Padre); procedía de la sangre de esa estirpe, de esa tribu (quizás porque de alguna tenía que proceder, y porque probablemente fueron los primeros en alcanzar cierta conexión con la verdad, con el Padre respecto a su tiempo y a la evolución humana).
El odre viejo, es el Talmud, o la Biblia en gran parte por lo que se refiere al Antiguo Testamento; y toda "Sagrada" Escritura en la que se aprecia odio o materialismo entre-líneas. Jesús corrigió a los Antiguos, a la tradición judía... (ya lo reconoció Maimónides presa del odio). El Hijo del hombre dijo de las Antiguas Escrituras (los Antiguos), que eran valiosas por cuanto anunciaban su llegada, que cuanto estuviera en ellas profetizado se cumpliría al punto (ahora queda saber a día de hoy que hay de añadido o de mermado en ellas, con tantos cambios de manos y tantos interesados en adulterarlas); pero prescindiendo de la profética cronología, las corrigió... porque estaban ya adulteradas... (no hay mas que ver el pegote añadido al quinto mandamiento). Más claro, el agua.
El Antiguo Testamento ya tuvo su función. Recurrir a él, infectado como está de odio solo lleva a confusión. El pellejo del odre no daba (y hoy menos aún) más de sí. Solo cuenta el odre nuevo: los Evangelios, las palabras del Padre en boca del Hijo. La verdad y la vida para volver al Padre sin perdernos en el camino.
Agnosticismos "cristianos" de todo tipo, siempre que les conviene recurren a la Biblia; otros al Talmud, la Cábala, el Corán, etc. para justificar lo injustificable: el mal. La verdad: El fin NO justifica los medios. No solo cuentan fin y medios, sino cada pensamiento.
Todo el mal que hagamos aquí, será cobrado "hasta el último céntimo". El Padre no hace justicia en esta vida, aquí nos bastamos solos para castigarnos los unos a los otros, haciéndole el juego a Lucifer, que pone las trampas. No creo que se pueda volver al Padre (del que procedemos), cargados de mal. No podemos ser espíritu mientras estemos sometidos, atados a la dominación de la carne, del materialismo. Hemos de volver a nacer... a ser niños de nuevo, para volver al Padre.
El Padre es bueno, solo él absolutamente; lo dijo el Hijo; y también le dijo al Malo, cuando le tentó: Retírate, Satanás (príncipe del mundo - el Lucifer masón), porque escrito está: adorarás al Señor tu Dios y a El sólo servirás. El Malo es una criatura más del creador, que seguramente fruto de su libre albedrio eligió mal. Posiblemente el mal se ciñe a la crueldad vinculada a la carne, a la ley de la selva, brutal... instintiva y terrenal. No podemos entender muchas cosas. Dijo Jesús, -como os voy a hablar de lo que hay más allá, si no entendéis lo de aquí- (lo dijo con otras palabras, pero con esa idea). Hacemos conjeturas y de ellas nacen los agnosticismos, cuando damos credibilidad a cosas que desconocemos, por muy probables que nos parezcan. Yo siento que en el mensaje de Jesús está la salvación, le creo. Me lo dice el corazón, y muchos cabos entre líneas. Aunque en esta vida el mal sirva para triunfar o sobrevivir, y el bien para morir o perder... El mal lleva a la muerte, a la nada. El bien a la vida, a ser. Profundamente, intimamente por suerte (otros dirían por desgracia), lo siento así.
Jesús habla del hermano, del prójimo... pero también se refiere al adversario (y sin duda, al enemigo). Si es difícil ceder con el prójimo, cuando es adversario, aún lo es más (y sin prácica, mucho más). Se precisa humildad y convencimiento de la verdad revelada. Por eso hay que pedirle al Padre : por favor, perdona nuestras deudas y ayúdanos a perdonar... no por el enemigo... (solo el Padre es quien para perdonar) es por nuestro bien. Encona dentro de nosotros el mal y Jesús deja claro que hay que estar en paz con todos "cuanto antes". Por nuestro propio bien, porque el Padre así lo quiere y porque es como debe ser. Amaras al Padre sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo.
Resumiendo. Si crees en Jesucristo, en lo que dijo y es: Haz cuánto antes la paz con tu prójimo mientras estás vivo, porque no sabes cuando te sorprenderá el final de esta vida.
Más claro agua.
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Habéis oído que se dijo: No adulterarás. Pero Yo os digo: todo el que mira a una mujer con deseo, ya ha adulterado en su corazón. Si tu ojo derecho te escandaliza, arráncalo y arrójalo lejos de ti, porque te conviene más perder uno de tus miembros antes que tu cuerpo entero sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te escandaliza, córtala y arrójala de ti, porque te conviene más perder uno de tus miembros antes que tu cuerpo entero caiga en el infierno.
Mi opinión: No solo se adultera, se corrompe, se peca... de palabra, obra u omisión; también se peca con el pensamiento, y no solo con el propio, sino también el ajeno; cuando somos los responsables de haberlo producido, lo sé. Cuantas veces buscamos al mirar lascivamente, la respuesta en la mirada... como un triunfo personal, animal, visceral, instintivo... cuando sabemos que será improductivo a los ojos de Dios, pues para el verdadero creyente, la copula no debe ser un placer gratuito, un divertimento ocioso, no debe convertirse, en contra de todo lo que nos cuentan, en costumbre; por mucho que se haya impuesto, por mucho que el Malo y sus representantes nos lo presenten así. La respuesta típica progre "hay que ir con los tiempos..."; eso dirían en Sodoma y Gomorra. Cuando el mundo está "patas arriba", ¿hay que ir con los tiempos o hay que seguir a Jesús? La copula debe ser la culminación del amor espiritual (no del animal tan extendido) y su resultado, fruto del amor verdadero, una nueva vida para gloria del Padre.
Desde siempre, se pretenden hacer creer que el sexo no solo es bueno, sino que es también necesario... imprescindible. Pues bien, es mentira. Si se le pide al Padre ayuda y se insiste, se puede cambiar, por difícil que parezca, viviendo sin malgastar inútilmente la simiente de la vida que Dios nos dio.
El sexo gratuito que pregonan los medios día y noche, muchas veces va ligado a fantasías, que casi nunca serán pacíficas y amorosas (en el buen sentido del término), antes bien, esas fantasías irán ligadas a pecados: violencia, brutalidad, aberraciones, soberbia, mentiras... a pensamientos en el fondo adulterados, por mucha sofisticación que los envuelva. Cuando "las cosas no marchen", buscaremos en ellos refugio de la realidad, entrando en una espiral decadente para espíritu (alma) y cuerpo ( carne).
El sexo debilita al varón, y más cuanto más débil sea... por edad, fragilidad o enfermedad. Las defensas bajan y es mucho más fácil "pillar" enfermedades. Si... se puede vivir tranquilamente sin sexo, el cuerpo se auto-regula y se adapta. Siempre busca el equilibrio que tantas veces le negamos.
Generalmente, y en gran parte por causa de las continuas tentaciones que la sociedad actual lanza, no solo se usa el sexo como pasatiempo placentero, sino que se tiende a abusar de él, pensando que "somos una maquina", cuando en realidad lo que estamos haciendo es pasar de vueltas el motor. Este, se adaptará, si puede, pero terminará pasando factura. Al final se convierte en una válvula de escape para echar balones fuera. Una cadena o condena invisible que nos ata, como tantas otras. Un pésimo uso de lo que se nos regaló, para un fin que no es el previsto para quien crea que Jesús dijo lo que dijo, siendo quien dijo ser. Dijo: "Si seguís mi ejemplo, conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Todo el que comete pecado, es esclavo del pecado". "El que mira a una mujer con deseo, ya ha pecado contra el Padre en su espíritu".
Inciso
Hace poco entre por curiosidad en un video de youtube muy popular donde un rabino argentino aleccionaba a su grey. Lo primero que me chocó fue leerle que Jesús era un promiscuo sexual que lanzaba miradas lascivas aquí y allá, con un gesto así o asá, levantando la ceja tres milímetros, sonrojándose levemente bajo 5 lúmenes de luz difusa y poniendo la mirada en sesgo, cuando bajaba la escalera por el quinto peldaño etc etc etc, jajajaja O sea el ladrillo o guion de una superproducción superdetallada y supersionista de Hollywood. Teniendo en cuenta que los escritos auténticos de la época son cuatro trozos de pergaminos, este amigo había localizado el Quijote en verso y en perfecto estado, y decía que estaba escondido en la biblioteca del Vaticano... que había que compadecerse de él, porque al fin y al cabo era uno de los suyos, aunque muy descarriado el pobre, etc. en fin. Y se lo creen... Evidentemente el rabino seguidor de Maimónides no se ha leído a Jesús.
O sea, que alguien que dijo "El que mira a una mujer con deseo, ya ha pecado contra el Padre en su espíritu". Se pasaba el día según el "odre viejo rabínico", talmúdico cabalístico anglosionista... echado los tejos aquí y allá a todas las que van pasando. O sea que sus fuentes secretas en perfecto estado tienen para el pueblo elegido, la raza de dios, más credibilidad que los cuatro evangelios tan archí comprobados. Esa es su tradición de padres a hijos: la venerable suma de mentiras. La que les pierde. Ya les dijo Jesús: "Sé que sois descendientes de Abraham y pretendéis matarme, porque mi palabra no cabe en vosotros. Yo digo lo que veo en el Padre, y vosotros hacéis lo que oísteis de vuestros padres." "El padre de quien vosotros procedéis es el diablo (el Lucifer masón), y queréis hacer lo que quiere vuestro padre. El fue homicida desde el principio, y no se mantuvo en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando dice la mentira, habla de lo suyo, porque es mentiroso y el padre de la mentira."
Fin del inciso
El vicio sexual, la promiscuidad está directamente relacionado con el instinto animal de dominación. La fuerza bruta opuesta siempre a la fe cristiana, la fuerza de voluntad del espíritu.
Sin embargo, gracias a los aparatos sexuales que el Padre nos dio, y cuando están al servicio del amor verdadero (a su servicio), ve la luz el fruto más bello de la creación, la cosa más preciosa de este mundo, la sonrisa inocente y pura de un ser venido directamente del Padre bueno. Aún sin mancha.
No hay que buscar el amor. El amor surge, si es que está escrito. El amor no es la atracción animal que se pregona día y noche. La atracción animal que se predica dia y noche es el sexo promiscuo, irracional... aquello que nos acerca a los seres inferiores, que nos aleja de la trascendencia del alma. El sexo es el poder de la carne, puro materialismo. Justo lo contrario que predicó Jesús. El amor verdadero es espiritual. Quien cree las palabras de Jesús y en quien es, respetará a la mujer, no haciéndola pecar de forma animal, siquiera con una mirada. Y si empareja, tendrá hijos mediante el control de su sexo, del animal que lleva dentro, de la carne que nos ata a este mundo...; y lo hará por medios naturales, sin píldoras, sin abortos... sin matar: por amor al Padre, mediante el control de los apetitos, de la voluntad, del espíritu. La victoria del espíritu sobre la carne solo está al alcance de los elegidos, aquello que nos acerca al Padre. Por eso hay que procrear responsablemente, quien así lo crea y sea capaz. No somos perfectos, pero hay que intentarlo, creo, como si fuéramos a serlo. Espero no haber "hablado" de más, aunque supongo que lo he hecho. Que Dios me perdone. Es solo mi opinión.
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