
XIV
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No hace falta que vayan; dadles vosotros de comer.
Traédmelos aquí.
Confiad soy yo; no tengáis miedo.
Ven.
Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?
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Mi opinión: Estas son las palabras que pronunció Jesús previas al milagro de la multiplicación de los panes y los peces; y posteriormente, tras despedirse de la multitud, las que dedicó a los Apóstoles sobre las aguas. Jesús (el Padre) no hace milagros que no tengan un buen fin. Podría hacer cualquier cosa; podría borrar de un chasquido la creación, podría hacer volar a un burro, o hacer desaparecer una montaña: nada de eso pasó. Nada de eso es justo: bueno. Todos los milagros recogidos en el Odre Nuevo son para premiar la fe y dejar testimonio; respaldando al Hijo y su Mensaje, cuando este se lo ruega. Los testigos fueron las turbas hambrientas y los Apóstoles; eran necesarios. Los milagros del Padre, con ser muchos; son los justos.