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XII

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¿No habéis leído qué hizo David y los que le acompañaban cuando tuvieron hambre?. ¿Cómo entró en la casa de Dios y comió los panes de la proposición, a pesar de que no estaba permitido comerlos ni a él ni a sus compañeros, sino solamente a los sacerdotes?. ¿No leísteis que es la ley que, en sábado los sacerdotes en el templo violan el sábado y no son culpables?. Pues Yo os digo que aquí hay algo mayor que el templo. Y si hubierais comprendido lo que significa: quiero misericordia y no el sacrificio, no hubierais condenado a los inocentes. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado.

 


 
Mi opinión:

Jesús es descendiente del rey David, y al tiempo su Señor (lo es de todos los elegidos) por la gracia/deseo del Padre. Como mejor se quiere al Padre, es aplicando su deseo, recogido en el Odre Nuevo o Reino de los Cielos, que el Predilecto nos mostró; pues el Padre obra en él: Hay que querer al Padre sobre todas las cosas, incluso más que al prójimo y a uno mismo: Misericordia quiero y no sacrificio. El Hijo (el propio Padre), aquí nos dice que está antes la misericordia con el prójimo que cualquier otra cosa, pues querer al Padre es respetar su deseo. Es buscar el bienestar ajeno y el propio; y no tanto los sacrificios, los preceptos de hombres: gestos, rituales y liturgias formales. Al Padre se le quiere/respeta sobre todas las cosas, y él desea que se le quiera/sirva, queriendo/sirviendo/respetando al prójimo, tanto, como a uno mismo.
El sacrificio es vano en el mejor de los casos, la misericordia, productiva. Rezar doce, dos, un padrenuestro; sin más objeto que el castigo, solo puede ser útil para hacernos frenar en seco, prestar atención y recapacitar un poco. Más valor tendrá a partir de ese momento, medir los pasos para procurar servir al prójimo; que momentos no faltan. No hagáis como los paganos que al orar, piensan que cuenta la cantidad de palabras.


¿A quien aprovecha, a quien sirve que no salgas en sábado o que no comas, o que vayas al templo? Si buscas autodisciplina para seguir al Maestro sin flaquear, busca a quien ayudar, y ofréceselo al Padre en el silencio del templo (el mejor) en que debieras convertir tu alma, para honrarle/quererle.
El que hace ofrendas al Padre para ser visto y permite que el prójimo pase necesidad, está equivocado. Si no vamos a dar lo que necesitamos, demos al menos lo que nos sobra. Quien honra al prójimo, honra al hermano, al Maestro y al Padre. Y tuvo que venir el Hijo, con las palabras del Padre (y propietario), para recriminar a los arrendatarios (asesinos; los que imponen sacrificios, "preceptos de hombres"); y no solo a esos, sino a todos los que les sucedan obrando de igual modo. Si el rey David y sus acompañantes tomaron las ofrendas del templo, como no va a poder hacerlo el Mesías y los que le siguen. No es el discípulo menor que el Maestro.
La abolición del odre podrido desautorizaba a aquella élite/guía del pueblo "elegido" ("cuando era niño"/cuando Abraham) y a las sucesivas élites. No todo el "pueblo elegido" (hasta entonces) traicionó al Mesías; como sucede y sucederá, la mayoría silenciosa se deja arrastrar aún en contra de su sentimiento, pues actúa con miedo, dispersa e individualmente. Mientras que la minoría clientelar del poder de turno, actúa en bloque envalentonada y dirigida. Aquellas turbas que seguían al Maestro impedían con su sola presencia que fuera prendido, por ejemplo cuando predicaba en el templo; por eso fue necesario un traidor que señalara al hijo del propietario en la soledad de la noche. El caso es que unos por acción y otros por omisión, dieran lugar  a que ya no fuera más suyo el pueblo (que dejara de ser el pueblo elegido), como adelanto Daniel; que se dispersaría quedando en aquel territorio la desolación (el Mal) hasta el Fin de los Tiempos. Desde entonces los invitados para el banquete se buscarían en los cruces de los caminos. Nunca aceptó el pueblo disperso de buen grado su destino, y quienes dicen representarle abundan en su error, sembrando el odio que les quema y que Maimónides no supo ocultar. Adulterado el odre viejo, las mismas élites llevan siglos haciendo lo mismo con el Nuevo. Tropezando una y otra vez en las mismas piedras.

 

 

Aquí Jesús (el Padre), vuelve a insistir sobre las cargas, los sacrificios, que imponen a los creyentes (a los llamados), gran parte de los que dicen guiarnos hacia el Padre. La inercia y la repetición de las tradiciones lleva al olvido del sentimiento que las originó, quedando solo un envoltorio con el interior caducado, adulterado; y la acumulación de tradiciones termina por convertirse en un cúmulo de traiciones a la causa original; de traiciones al Padre. Y suele pasar que, por donde ronda el mal, merodea el poder, el cesar de turno, atento para sacar partido en su objetivo fundamental: afianzarse en el poder y el dominio (más o menos conscientemente). Así, desde antiguo el "brujo de la tribu”, tiene su cuota de poder a compartir con “el jefe”; es la historia del gnosticismo.
Estos sacrificios impuestos al prójimo a lo largo del tiempo, pueden muy variados; a veces absurdos, como limitar el número de pasos y acciones en sábado; no comer cerdo, o carne, o no comer; o rezar seis padrenuestros, etc. A veces barbaros, como lapidar a la adúltera, al homosexual o al blasfemo. O sacrificar al débil, al inconveniente de cualquier tipo; ya puestos... La involución fruto de la adulteración gnóstica del Odre Nuevo nos devuelve a la primitiva caverna (por muy tecnológica que sea), donde solo impera la ley selectiva del más fuerte, de las bestias (irracionales). Adulterado/envenenado el odre viejo a.C., y el nuevo d.C., casi ya. 
 
Dada nuestra "dureza de oído", repitió varias veces Jesús, el Padre (y dio igual para la mayoría): "Misericordia quiero y no sacrificio", y con todo, seguimos erre que erre; sin aceptarlo. Este fue uno de los “asuntos” por el cual, el pre sionista pseudo mosaico Maimónides (sabio de Sion que figura en uno de los billetes israelíes de más valor; mayor aún que el dedicado al fundador y mecenas, el Rothschild de turno) dijo refiriéndose a Jesús: “Que sus huesos se pulvericen” (aquí el odio); y añade: “nuestros sabios le dieron el castigo y fin que se merecía” (aquí el reconocimiento de culpabilidad). Anticristo del ojo por ojo, Maimónides veía (la élite de turno) como una amenaza frases como esa (pero es celebrado por el lacayo masón y pseudo papa Bergoglio, en "las conversaciones con el rabino argentino", por la red; sin mencionar ni una vez al Cristo).

El motivo de ese odio es el mismo que mantienen los que sostienen la sartén por el mango; los labradores arrendatarios asesinos de turno, que continúan persiguiendo al Cristo en sus seguidores. Lo apuntó el fanático cabalista Maimónides:

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(Jesús) “Empujó a la gente a creer que él era el profeta enviado por Dios para aclarar las perplejidades de la Torá (denunció la adulteración del odre viejo mosaico), y que era el Mesías que estaba anunciado por todos y cada uno de nuestros profetas. El interpretó la Torá y sus preceptos (preceptos de hombres basadas en sacrificios y más sacrificios) de tal manera que la llevó a su anulación, a la abolición de todos sus mandamientos y prohibiciones (como por ejemplo lapidar adulteras u odiar al enemigo, siempre con el ojo por ojo; ya que, efectivamente, predicó justo lo contrario: el amor incluso al enemigo "Habéis oído que se dijo... yo os digo..."). Efectivamente Maimónides tenía toda la razón, Jesús puso patas arriba toda esa basura. Y prosigue el celebrado anticristo: "Los sabios, de bendita memoria, habiéndose percatado de sus planes, antes de que su reputación se extendiera entre nuestro pueblo (antes de perder su poder basado en el sacrificio, en el miedo sobre el pueblo que les sustentaba y seguía), le proporcionaron el castigo adecuado”. O sea, levantaron al pueblo contra Jesús (el mismo que poco antes le recibió con palmas), y conspiraron para matarlo: los del odre podrido, los de los sacrificios y el becerro de oro de antes (bacanal basada en el sacrificio humano); los del nuevo orden de hoy con su toro (becerro) Rockefeller; que no han cambiado en nada.
 
Dice el Mesías:
“Sé que sois descendientes de Abraham y pretendéis matarme, porque mi palabra no cabe en vosotros. Yo digo lo que veo en el Padre, y vosotros hacéis lo que oísteis de vuestros padres”. Las tradiciones adulteradoras y sus sacrificios legitiman el mal y lo perpetúan.
“Quien me glorifica es mi Padre, el que vosotros decís que es vuestro Dios. Pero no lo conocéis; yo en cambio, lo conozco. Y si dijera que no lo conozco, sería, como vosotros, un mentiroso.”
“El padre de quien vosotros procedéis es Lucifer. El fue homicida desde el principio. No hay verdad en él. Es el padre de la mentira.”
 
“Yo me voy, y me buscaréis (muchos siguen esperando un mesías a su medida que no les contradiga en su conveniencia, otros creen haberlo encontrado así ya en adoradores del mal como Zebi), y moriréis en vuestro pecado, si no creyereis que soy -el que había de venir-. El que me ha enviado está conmigo (el Creador); no me deja solo porque yo hago siempre lo que le agrada” (¿por qué está el Padre en un humano?, respuesta contestada; y en el Predilecto, en el Modelo, siempre, por diseño):
Amo la misericordia y no el sacrificio.
 
El Nuevo Orden maltusiano darwinista de las pseudo “democracias” resultante de la síntesis (o teatrillo de guiñol) de "Yalta"; es el mismo que pregonó antes la financiada antítesis nazi de Hitler; el mismo que pregonó antes la tesis británica de Disraelí-Rothschild: Son las antítesis relativas del Novus Ordo Seclorum anticristiano que aboga por el sacrificio de los más débiles, por improductivos y por ser cargas para la sociedad, para la especie (para el cesar, para el poder); empezando por los "débiles" cristianos (de verdad). La de los sacrificados antes de ver siquiera la luz (inmenso genocidio atroz de inocentes); la de los sacrificados judíos del Holocausto, (inducido/perpetrado por los anglosionistas que decían representarles); e innumerables otros sacrificios/medios con la excusa del fin.


De ese N.O. anticristiano resulta un pseudo amor a imponer, por quienes dicen obrar en beneficio de la mayoría (socialismos, comunismos, ecologismos y demás inventos con minorías odiadoras); o por los que dicen obrar en beneficio de los elegidos por la selección natural, los más fuertes, capaces, mejores... “por esto o por lo otro o por lo de más allá” (masonerías, nazismos, fascismos, y demás ismos; incluida la propia élite financista protocolaria); para justificar así el sacrificio de minorías los primeros, y el sacrificio de la mayoría los segundos. Es el culto al sacrificio, el culto al Diablo, a la mentira a la que se refiere Jesús. Ayer como hoy siguen condenando a inocentes, más que nunca; sacrificando al débil, al otro, al prójimo.
 
Iba a escribir que, el sacrificio a ofrecer al Padre, debía ser precisamente practicar la misericordia con el prójimo (y preferentemente con quien peor nos caiga); pero luego he pensado que quizás, la misericordia para ser tal, no debe suponer un sacrificio.  Sino que debería percibirse como una oportunidad, un regalo para quien da, antes que para quien recibe.
 
Misericordia (amor, comprensión, ayuda, perdón al prójimo, a nuestros hermanos; porque somos hijos del mismo Padre) quiero, y no sacrificio: está nítido. Y nunca se repetirá lo suficiente.
 
 

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¿Quién hay de vosotros que, si tiene una oveja y cae en un hoyo en sábado, no la coge y levanta?. Pues un hombre vale bastante más que una oveja. De manera que es lícito hacer bien en sábado. Extiende tu mano.

 


 
Mi opinión:

Hacer el bien es honrar a Jesús, y por tanto al Padre. Y: “aquí hay algo mayor que el Templo” (mayor que la Ley mosaica y los profetas, que los ritos y tradiciones): el Maestro. Honrarle, obrar el bien (la misericordia), justifica dejar en segundo término las rutinas que, a modo de sacrificios, parecen bastarnos a la mayoría para justificar nuestra pertenencia al cristianismo (o antes, al Talmud). Jesús criticó, por adulterada, la deriva durante siglos de quienes venían guiando al pueblo elegido; pues salvar a la oveja (el bien, la misericordia) es más importante que respetar el sábado (la Ley, el sacrificio, el rito). Celebrar al Padre es practicar la misericordia, no el sacrificio.

El ritual, la liturgia, la tradición (sin restarles valor), cuando se convierten en repetitivos y maquinales eventos folclórico-festivos, pueden degenerar en carnavalescos sacrificios. Tales actos solo sirven cuando se viven como experiencia única "cada vez"; reflexiva e íntima, aún dentro del grupo. Así, no podemos dejar de celebrar el ritual que el Maestro nos pidió conmemoráramos: la Eucaristía; que si es bien vivida, nos es sublime; y si es soportada, nos infama. La conmemoración de la Ultima Cena, es una reunión (con propósito de voluntad única y compartida) con el prójimo afín, con el Maestro; con el Padre. En bloque, íntima y sin fisuras.
Pero siempre quedará un momento al principio o al final de cada día para sincerarnos a solas con el Maestro (con el Padre), que es uno con Padre.
 
Leyendo estas palabras de Jesús, encuentro respuesta a otra mentira que se pretende universalizar de un tiempo a esta parte, comparando la vida humana con otros seres de la creación: “un hombre vale bastante más que una oveja”; "¿no valéis vosotros más...?". Un ser humano vale bastante más que cualquier otro ser en esta vida. Esto también lo dejó nítido. Los labradores arrendatarios asesinos de turno son la herramienta del Malo, que pretende eliminar la vida humana, por lo que de transcendente tiene; literalmente mediante la eugenesia y la eutanasia (conceptos muy anteriores a sus calificativos) o mediante el embrutecimiento que degenera en bestialidad (sea o no tecnológica)
Por poner algún ejemplo, los lacayos masones/progres de los amos, protegen a fieras letales como el tigre en entornos humanos, con porcentajes de muertos "asumibles" (e incluso se pretende reintroducirlas donde desaparecieron). Ecologismo, paisaje, naturaleza y medio, son explotables y producen ingresos, más poder; los nativos improductivos ocasionan gastos. Los débiles pobladores autóctonos, restan poder a los amos anglosionistas.  Sus lacayos, hacen “como que hacen” algo por el pueblo, mientras se reduce su número: la republica platónica.

 

Mientras se prioriza a los animales en vías de extinción como los orangutanes, los tigres o los lobos, respecto a los nativos del lugar, y se plantea el proyecto gran simio en una comparación aberrante con la especie humana; se masacra diariamente a infinidad de humanos abortados por sus madres, aprovechándolos económicamente para la industria farmacéutica, culinaria y cosmética; cuando no arrojándolos como basura. Y no es que les importe mucho la fauna, sino que es el puro desprecio de estas élites a quienes no consideran ni siquiera sus semejantes.

A millones de niños en el tercer mundo se les utiliza para recaudar fondos que nunca llegaran más que en forma de eugenesia reproductiva y eutanasia en sus mil variedades. A esos países, en lugar de alimentos y medicinas, venderán armas y, conspirando, pondrán a sus serviciales marionetas masonas al mando. Las organizaciones masónicas multinacionales pantalla, recaudan "del cristiano" con anuncios lacrimógenos que les permiten seguir pasando por altruistas progres filántropos.
 
Se va desvalorizando la vida humana, al tiempo que se ensalza la no humana, en un proceso masón (obediencia y secreto) que, mediante la ingeniería social del machaqueo continuo (internet y televisión sobre todo), crea una “conciencia colectiva” de diseño (feminismo, ecologismo, homosexuales, etc.); ingeniería social financiada y apoyada por organizaciones al efecto, convirtiendo a esas minorías odiadoras en armas “arrojadizas” (protocolarias más útiles antes que las bombas o escoria Disraeli Rothschild). Así, es corriente escuchar o leer frases de esta guisa: Muerte al torero, viva el toro; mi perrito es más inteligente que muchas personas; los animales son mejor que las personas, y frases por el estilo, pues se han ido introduciendo en el subconsciente colectivo mediante la televisión y el machaqueo desinformativo. Y que no quepa duda de que, muchos de estos abducidos que se dicen cristianos, sacrificarían a un humano antes que a su mascota. No hacen falta muchas luces para saber que el peor humano, en cualquier sentido, vale incomparablemente más que cualquier otro ser; tal es tu estado de sugestión. De cristianos solo tienen el nombre, al que arrastran por el fango sin darse cuenta siquiera.

La mayor agresión al Padre: el aborto; el desprecio total a la vida humana (y la anticoncepción en general), viene financiado desde aquellos labradores asesinos (nazis diríamos hoy) que conducen a las masas con sus perros pastores; lacayos masones y funcionarios esbirros: ciegos que guían a otros ciegos. ¿Cuándo un humano se considera como tal? Desde el mismo momento en que se fecunda un óvulo, existe un ser humano: Aún no tiene brazos, ni boca, ni forma; pero es un “ser” vivo potencialmente “humano”, que pensará y sentirá. No piensa, no siente; como no piensa un “borracho en coma etílico”, ni siente un progres millonario anestesiado; pero terminarán por hacerlo, si les dejan "en paz".
Ser, implica que se es, que ya se existe por la gracia de Dios. Y además, el inocente es el mejor ser humano, pues aún se está libre de pecado, viene totalmente limpio directamente del Padre, para servirle, para elegir; pero no le dejarán hacerlo. El Padre siempre sabrá quien hubiera llegado a ser: “hasta el último de nuestros cabellos está contado”. Somos un pensamiento del Padre.
 
Iba a pasar al siguiente párrafo cuando leí el “tiende tu mano”, y busqué para recordar. Entonces vi la profecía de Isaías, lo cual me ha llevado a dar más vueltas al “asunto”: Cuenta Mateo que, tras recriminar Jesús en la sinagoga a los fariseos que le censuraban por curar en sábado (por violar la Torá como apuntó el anticristo Maimónides; anteponiendo la misericordia al sacrificio, el bien a la tradición, el odre nuevo al viejo), estos conspiraron para matarlo. Jesús que lo sabía, se alejó, y pidió a sus seguidores que no le descubriesen, pues no debía morir aún, cumpliéndose, como así fue, la profecía de Isaías:
“He aquí mi siervo, a quien he escogido; mi predilecto, en quien se complace mi alma. Pondré en él mi espíritu y anunciará la justicia a las naciones. No disputará ni gritará. Nadie oirá su voz en las plazas. No romperá la caña cascada, ni apagará la mecha humeante. En su nombre esperarán las naciones.” ¿Se puede decir más claramente?
 
El Padre estuvo en espíritu con nosotros a través de Jesús. El Padre se hizo hombre en Jesús, nos habló por él, y por él obró milagros. El Padre puede ser cualquier cosa, pues, omnipotente, creó todas las cosas. Su espíritu (santo), solo podía habitar en el mejor, en el que con mayor propiedad merece llamarse su Hijo “siempre está conmigo, porque hago siempre lo que le agrada”.
 
Se que es difícil amar, querer, intentar entender a “ALGO desconocido”, padre de todo. Tantos cristianos guardan gran devoción por personas que seguramente fueron muy buenas y ejemplos de cristianismo; a la Virgen y a Jesús. Pero quizás perdemos de vista lo que creo haber comprendido leyendo a Jesús. Hay que darse cuenta de que él, el Predilecto, alababa y oraba continuamente al Padre, porque él es el que obraba y obra. El Padre debe ser el primero y el último en los rezos, y solo a él se debiera llamar Santo. Y solo a él, como dijo Jesús, se debiera llamar bueno. El, cuyo rostro es el de Jesús, pues fue el rostro que eligió para ver y ser visto desde nuestra perspectiva; para compartir "pie a tierra"  y orientarnos. Al rezar a Jesús, rezamos al Padre, pero hay que saber que el Padre es infinitamente más que Jesús, pues comprende todo. Jesús es uno con el Padre, porque el Padre quiere. Sabemos, porque lo dijo el Maestro, que en la Vida (eterna) hay variedad, pues dijo que siendo el Bautista el mayor nacido de mujer, era el menor en la Vida. No sabemos que estratos habrá, cómo serán aquellos mejores que el Bautista; pero en todo caso, solo hay UNO mayor que todos, en cuyo plano no puede haber nada más; y este, el Padre, su espíritu quiso estar en el Predilecto. Dos identidades distintas y una sola voluntad, la del Padre; por su propio deseo; tal es sus amor por nosotros. 

El Padre rebasa toda comprensión, pero siempre deja claro que nos quiere y que quiere que le queramos. Jesús, el Padre, nos mostró cómo hacerlo. Podemos hacer estatuas de este o de aquel, para recordar que fue bueno; pero no podemos hacer estatuas del Padre, sino a través de Jesús, su siervo predilecto. Y efectivamente, como dijo, vino a “servir(le) y no a ser servido”, a servir a “aquel que me ha enviado”. Jesús, manso y humilde: los últimos serán los primeros… Jesús es el primero, pues nadie fue ni será más manso y humilde nunca. Solo así podría habitar en él el espíritu del Padre. Jesús es lo opuesto a Lucifer que pecó justo de lo contrario: de soberbia; el pecado original. El mal de la ilustración clásica masona.
 
Es el Padre el que nos escucha en lo escondido pero, que poco pensamos en él. Cuando recemos ante Jesús, acordémonos del Padre que obra y vive en Jesús, a quien Jesús rezaba continuamente. Hay que fijarse quien es quien. El SER del que procede todo, sin cara, sin nombre, eligió una de sus criaturas, su siervo y le llamó Hijo suyo, habitó en él. Dice Juan en su Evangelio:
 
“No se turbe vuestro corazón. ¿Creéis en Dios?, creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas. Si no, os lo hubiera dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando os lo haya preparado, después de irme, de nuevo volveré para tomaros conmigo, a fin de que estéis donde yo estoy. Y el camino para donde voy lo conocéis. Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie llega al Padre sino por mí. Si me habéis conocido, habéis conocido también a mi Padre. Desde ahora lo conocéis y lo habéis visto. Llevo tanto tiempo con vosotros, ¿y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto, ha visto al Padre ¿Cómo dices: muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os digo, no las digo por mi cuenta, y el Padre, que permanece en mí, EL es quien obra. Creedme, yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed por las mismas obras. En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, ése hará las obras que yo hago. Y las hará mayores que ellas, porque yo voy al Padre. Y yo haré todo aquello que pidiereis en mi nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Y yo haré cualquier cosa que me pidiereis en mi nombre.
 
El es quien obra.
 

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Todo reino dividido contra sí, se arruinará, y cualquier ciudad o casa dividida contra sí, no resistirá. Y si Satanás echa a Satanás, dividido está contra sí. ¿Cómo podrá resistir su reino?. Si Yo arrojo a los demonios por Beelzebul, ¿vuestros discípulos por virtud de quién los arrojan?. Por esto ellos serán vuestros jueces. Pero si Yo arrojo a los demonios por el Espíritu de Dios, es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. O ¿cómo puede uno entrar en la casa de otro fuerte y robarle sus bienes, si no ata primero al fuerte y entonces saquea su casa?. Todo el que no está conmigo, está contra Mí, y el que no recoge conmigo, pierde.

 


 
Mi opinión:

Culpaban a Jesús de endemoniado, precisamente por arrojar los demonios fuera de algunas personas. Jesús les replica que, si él está endemoniado por obrar así, arrojando a los demonios fuera de las personas, está echando piedras sobre su tejado: “si Satanás echa a Satanás, dividido está contra sí”, y por tanto no resistirá, se arruinará como cualquier reino que se divide. Más claramente: si Jesús estuviera de parte del Malo, mal le serviría mermando/dividiendo su poder, en lugar de multiplicarlo.

Por otra parte, si Jesús no sacara los demonios pudiendo hacerlo, si estaría de parte del mal; o si en lugar de sacarlos, los metiera.
Jesús no echaba los demonios en nombre de Satanás, como explicó a quienes le calumniaban, sino que lo hizo por y en nombre de (el espíritu santo de) Dios, del Padre; ya que la cuestión solo puede ser una de dos: “Todo el que no está conmigo, está contra Mí, y el que no recoge conmigo, pierde”. Aquí el Maestro vuelve a dejar claro que no hay términos medios, medias tintas o grises; es decir la diferencia entre el bien y el mal no es relativa: El mal del mundo moderno.

Los expulsa el Padre, que es el que obra, demostrando que su reino de ha llegado (como se profetizó), para quedarse, pues es su palabra la que permanecerá con nosotros hasta el fin de los tiempos, para los que oigan y vean.
 
Uno más fuerte que ninguno: Jesús (gracias a que esta en él, el Padre Todopoderoso); llegó a la casa (esta vida) de otro fuerte (Satanás, Lucifer, el Malo, Beelzebul, Príncipe de este mundo, el encargado, guionista o como se le quiera llamar) y le ató (con la Verdad revelada en el Evangelio), robándole sus bienes (los elegidos que el Padre concedió a Jesús).

 
 

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Si tenéis un árbol bueno, su fruto será bueno. Si tenéis un árbol malo, su fruto será malo, porque el árbol se conoce por el fruto. Raza de víboras, ¿cómo podéis decir cosas buenas, si sois malos?. Porque de la abundancia del corazón (alma, espíritu) habla la lengua. El hombre bueno saca cosas buenas del buen tesoro, pero el hombre malo saca cosas malas del mal tesoro. Os digo que los hombres darán cuenta en el día del juicio de cualquier palabra ociosa que dijeren. Porque por tus palabras te justificarás y por tus palabras te condenarás.

 


 
Mi opinión: “Obras son amores y no buenas razones” dice un refrán popular. También se suele decir que el pecado, puede ser de pensamiento, palabra, obra u omisión. Es decir, por el acto de pensar, hablar, escribir, obrar o dejar de hacerlo, si se hace con maldad. A veces se concede poca importancia a las “razones” con relación a las “obras”; pero Jesús aquí nos dice que por ellas podemos condenarnos o salvarnos (también). Así que no es cuestión baladí, pues hablamos continuamente en esta vida. Es el acto que más hacemos, después del de pensar. El pensamiento (bueno o malo) genera, en su caso; la palabra, la obra y la omisión; y siempre es previo. El pensamiento por si mismo, no atañe más que al individuo y al Padre; en tanto no pasa de ahí, no escandaliza (perjudica) a otros. Muy probablemente nuestro último acto aquí (antes del juicio), será un pensamiento o una palabra.
 
La persona es como un árbol; sus actos son sus frutos (buenos o malos). Al individuo interiormente se le conoce por sus actos, y Jesús en este texto, hace hincapié en los actos relacionados con el mal uso de “la palabra”: hablada o escrita (al escribir, podemos hacer mal o bien a muchas más personas que hablando a una o a un grupo).
La lengua habla del corazón; o sea, lo que digamos o escribamos habla de nuestra conciencia, alma, voluntad, espíritu, corazón… nos delata, nos refleja, nos define (también al mentiroso y al actor a los ojos del Padre). La buena persona saca cosas buenas del buen tesoro (del alma limpia, de su buena voluntad, de sus buenos sentimientos, de su buen corazón). Jesús deja clarísimo que daremos cuenta de “cualquier palabra ociosa”. Para el Padre, ( o sea realmente) no hay término medio: está el bien y el mal. Las palabras que suman y las que restan.
 
Vengo pensando que, al escribir estos comentarios, estoy “echando piedras sobre mí tejado”, me estoy condenando; pues “quien mucho habla, mucho se equivoca”; y yo sin duda, estoy hablando demasiado de cosas demasiado importantes para quienes creemos (y para los que no, aunque no lo crean). Mi motivación para arriesgarme así, está escrita un poco más arriba, en el mismo Evangelio de San Mateo: “el que no recoge conmigo, pierde” (desparrama) porque, “Todo el que no está conmigo, está contra mí”.
 
Hace algún tiempo, sentí la necesidad de “aclararme” respecto a ciertos temas (que, "con los años y al fijarme", vi poco claros o decididamente oscuros) y, al hacerlo, sentí la necesidad a su vez, de “poner en el candelero”, "de proclamar en las terrazas", lo que entiendo, es la verdad. Pero, entre tantas palabras, me equivoco seguro; quizás en parte o quizás en mucho, pero escandalizando a otros. ¿Por mis palabras me condenaré? Dios dirá.
El regalo más importante y valioso del Padre son las palabras de Jesús, que son las del Padre. Se que no me justifica (Judas seguramente también tuvo sus razones, y no supo o quiso ver que eran malas), pero yo solo doy mi interpretación; cada cual tendrá la suya. Las dudas hay que resolverlas, no con mis palabras sino en las de Jesús. Por mis palabras me justificaré, o por mis palabras me condenaré.

 

El motivo por el que me arriesgo a escandalizar (y se que en algún momento lo hice o lo haré, mucho o poco) se debe a que, tras analizar mi fe con relación al evangelio, he creído ver que no solo yo estaba equivocado, sino que su interpretación es y ha sido errónea a menudo en muchos aspectos (sobre todo el contrasentido de aceptar el odre viejo del antiguo testamento). Y aún peor, creo que es premeditadamente errónea con tendencia a la adulteración total (tal como predijo el Maestro) por parte de los labradores arrendatarios asesinos de turno que vierten su veneno con todos los medios de masas. No puedo guardármelo, y menos, tal y como va el mundo. Quizás no sirva para gran cosa, pero quizás sí. Si "hablo" me arriesgo, pero creo que si me callo, es mucho peor.
 
Padre, quisiera que mis palabras hagan algún bien, y que mis errores no perjudiquen a nadie. Dame discernimiento para evitar hacer mal a otros con mis palabras, para conocer mis errores. Te pido perdón por los que ya cometí, y cometeré.
 

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¡Generación mala y adúltera!. Desea una señal y no se le dará otra que la del profeta Jonás. Porque como Jonás estuvo en el seno del cetáceo tres días y tres noches, así el Hijo del hombre estará en el seno de la tierra tres días y tres noches. Los habitantes de Nínive se levantarán en el día del juicio contra esta generación, y la condenarán, porque se arrepintieron con la predicación de Jonás, y aquí hay más que Jonás. La reina del Sur se levantará en el día del juicio contra esta generación y la condenará, porque vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay más que Salomón.
 

 

Mi opinión:

En el Antiguas Escrituras de las que se nutre el Antiguo Testamento (incluido en la Biblia), en su mayor parte, se relatan hechos de forma confusa e infantil. Muchos son hechos ciertos (como los profetas que Jesús menciona), pero utilizados por el poder político-religioso de turno para someter a las buenas gentes del momento, en su inmensa mayoría, muy simples. Para utilizar en su favor estas escrituras sagradas que el pueblo respeta más que nada; el poder las manipula, las adultera (las adorna, las magnifica, las falsifica, las simplifica o las complica, amplia o recorta, etc.) según convenga, al correr de boca en boca, de generación en generación. Se añaden montones de amenazas, miedos, castigos terribles y situaciones ridículas, absurdas, poco o nada creíbles para el individuo medio actual; no así para el de aquel tiempo. Al estar basadas esas leyendas en hechos ciertos, existe una parte cierta, la primordial, que Jesús pone de ejemplo. Isaías habla del mismo Jesús, de su venida, de su forma de ser mansa y humilde; matizando muy concretamente lo que habría de pasar en un fragmento de su discurso; pero, sin embargo, los agnósticos de turno fueron añadiendo aquello de lo que el odre viejo rebosa: el odio (generador de odio) de un dios soberbio, déspota, infantil y caprichoso; que da pie a los protestantismos y al agnosticismo en general, para tomar mal ejemplo de la Biblia, y justificar el mal, disfrazándolo.
Hay que fijarse muy poco para apreciar el profundo abismo que hay entre el Viejo y el Nuevo Testamento (se entiende como pacto, pero realmente es la ley que el Padre nos pide respetemos), entre el odre viejo y el nuevo. Salta a la vista que el primero está lleno de soberbia, miedo y odio, y el segundo de humildad, esperanza y amor (misericordia). El primero ha pasado por muchos tamices diabólicos, "el mal sale de la boca del hombre"; pero el segundo nos ha llegado, gracias a Dios, integro (y por cuadruplicado). Por algo es del Mesías, por algo es del Padre Bueno.
 
Jesús menciona a Jonás y a la Reina de Saba; emplea sus ejemplos para mostrar a quienes le pedían un milagro, su mal proceder, ya que lo fundamental no eran… ni son, las señales, los milagros. Lo importante es que el Padre estuvo entre nosotros, su creación; a través de su predilecto Jesús. El Padre, que no está en el tiempo ni en el espacio, sino que, tiempo y espacio están en EL. La nada no existe, pues todo es el Padre. ¿Y cómo es posible que el todo se contenga en una de sus partes, siendo esta además ínfima: un ser humano? Pues, porque lo que estuvo en Jesús, fue la voluntad, el espíritu… “Santo” del Padre, que fue quien obró como Jesús nos revela. Juan relata: "Llevo tanto tiempo con vosotros, ¿y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto, ha visto al Padre ¿Cómo dices: muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os digo, no las digo por mi cuenta, y el Padre, que permanece en mí, EL es quien obra." Y cuando Jesús le decía esto a Felipe, era Dios Padre Creador, el todo, quien se lo decía.
En mi opinión no estuvo continuamente el Padre en Jesús mientras estuvo con nosotros, pues, por ejemplo, cuando se enfadó con los mercaderes del templo, fue porque lo profanaban deshonrando a "su" Padre. O cuando se sintió solo en la agonía y preguntó al Padre porque le había abandonado. Creo que cuando Jesús se lo pedía, el Padre acudía a él. Por eso pienso que Jesús, su espíritu, tras resucitar, si fue uno, de continuo ya, con el Padre por los siglos de los siglos, y a su derecha. De todas formas, sigo pensando que estas interpretaciones que muchas veces han llevado a enconados enfrentamientos y escisiones, no son lo importante. Y si va a servir para discutir, pues que no se me tengan en cuenta. Máxime, que ni unos ni otros sabremos en esta vida quien tiene razón. Lo importante es ser manso y humilde como Jesús nos enseñó, querer al prójimo como a uno mismo y al Padre sobre todas las cosas. Que es muy difícil querer al "todo", pues para eso el todo está en Jesús, para que así nos sea más fácil, más humano querer al Padre, queriendo a Jesús. He divagado mucho y me habré equivocado mucho seguramente; para quien le pueda interesar. Y perdóneme Jesús, Padre; por atreverme a interpretar.

 
 

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Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, recorre lugares secos en busca de reposo. No lo encuentra y dice: Volveré a mi casa, de donde he salido. Y al llegar la encuentra libre, limpia y adornada. Marcha entonces y toma consigo otros siete espíritus peores que él, entra y habita allí, y el final de aquel hombre resulta peor que el principio. Así sucederá a esta generación perversa.

 


 
Mi opinión:

Jesús se refiere en varias ocasiones al Malo, en singular, llegándole a definir como príncipe de este mundo. También apuntó que el que peca, “es esclavo del pecado”. Mientras que la verdad (el Padre) nos hará libres.
 
El agnosticismo adulteró el odre viejo. Del mismo modo, ya en vida de Jesús, se ha procurado adulterar su mensaje: el odre nuevo (Bergoglio y cia sin ir más lejos). Así, tras escuchar durante años la expresión “más líbranos del mal, amen”; leo en una biblia, cuya versión está excluida de la casi totalidad de librerías, otra expresión distinta: “más líbranos del Malo”. El Malo es el que también definió Jesús como el padre de la mentira.
 
Si un espíritu inmundo sale de un individuo, es porque este, en un momento dado, lo rechaza. Los “lugares secos” (a-cristianos) en donde el e. i. busca nueva “casa”, son lugares donde le es fácil entrar (por ejemplo, aquellos progres a los que el N. O. Masón Anticristiano, con todos sus medios, ha adulterado la raíz cristiana). Se deduce también que encuentra el “reposo”, cuando encuentra un alma, espíritu… voluntad accesible.
Siguiendo la narración de Jesús, si ese espíritu inmundo no encuentra nada, intentará volver de nuevo a aquel individuo primero que le rechazó: “toma consigo otros siete espíritus peores que él, entra y habita allí”. Supongo que tiene algo que ver con que las “recaídas son peores”. Si la casa no está defendida, el “mono” del mal, arrastra a caer en muchos “frentes”; más dura que la caída, será la recaída.
 
Parece que, al igual que hay ángeles del bien, así también hay espíritus inmundos al servicio del Príncipe de este mundo. Si se obra mal, se permite el paso al e. i., que si... ya estuvo allí. Regresará con renovada energía; y nos hará sus esclavos; esclavos del mal. Dejarse llevar por el mal, conduce a obrar cada vez peor. No todo es relativo, no todo da igual; de ahí el valor de los principios cristianos que se pretende eliminar. El bien y el mal están separados por una delgada línea.
 
“El que no está conmigo, está contra mí”: el modelo a seguir es Jesús; defensa sólida de cara a espíritus inmundos. Por eso, ser progre (adicto al N.O.) y llamarse cristiano, es como dar saltos al borde de un precipicio, y no digamos ya, ser masón (propagador del N.O.) y pretender ser cristiano. Es para hacérselo mirar. Por cierto se es progre, sin ser consciente de ello las más de las veces.

 

 

 

 

 

 

 

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Quién es mi madre y quiénes son mis parientes?. He aquí a mi madre y a mis parientes. Pues quien quiera que cumpla la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, hermana y madre.

 


 Mi opinión:

Jesús predicaba a la multitud, cuando le dijeron que afuera, su madre y sus parientes querían hablar con él.
Jesús sirve (vino a servir, no a ser servido) al prójimo para servir al Padre, buscando la salvación de muchos; mientras predica, todo lo demás es secundario; allegados, amigos, parientes, José y María. Porque antes que hijo de María es, como todos, una criatura del Padre (al que hay que poner primero siempre: Amarás al Señor tu Dios sobre todas las cosas); pero él, Jesús, no es una criatura más, él estaba antes que Abraham, él es el “predilecto”, es el Unigénito de Dios, y uno con EL para la eternidad. EL le dio una grey para la que el Hijo del hombre buscará una morada en el Padre; nada puede arrebatarla. Y siendo tan especial como para que el Padre obrase en él, fue humano y ejemplo de humildad y servicio para todo el género, como se muestra es este fragmento de sus vivencias, anteponiendo su deber a los afectos más fuertes de esta vida.
 
Alguien que pretenda emular a Jesús como “pescador de hombres” en la verdadera Iglesia, debería antes apartar los lazos terrenales habituales al resto (justo lo que el N.O. protestante-masón pretende abolir en Roma). Y después, leer el resto del Evangelio para comprobar que, con un cayado y unas sandalias por equipaje, no se puede mantener una familia, y aunque se pudiera, al Padre hay que servirle en exclusiva (déjalo todo y sígueme). El mandato: creced y multiplicaos es para el resto.
 
El Padre es el bien y la justicia. Es la Verdad. Nunca nos pedirá hacer el mal (el mal sale de la boca del individuo), pues cuando parezca ser así, podemos estar seguros de que no es cosa del Padre, sino un engaño más. El Padre nos pide que amemos al prójimo; es más, a nuestros enemigos; no pretende que dejemos de querer a los “seres queridos”, pero Jesús dejó claro algo que se ha producido y se producirá infinidad de veces: que más de uno tenga que elegir entre el bien (el Padre) y un ser querido. Enfrentamientos civiles o de religión son habitual fuente para ese tipo de discordias. El Nuevo Orden agnóstico que impone la élite talmúdico usurera anglosionista a través de sus masonerías y protestantismos, enfrenta continuamente las últimas generaciones a las anteriores, pues va moldeando al individuo en un espíritu cada vez más anticristiano que choca con lo poco que vaya quedando en sus mayores. Cuando topan estos progres entre sus seres queridos con un cristiano verdadero, puede surgir el odio del progre, (si surge en el cristiano, es que no lo es verdaderamente); y la necesidad de elegir del cristiano entre el bien y el mal, entre el Padre y su pariente; por ejemplo, padres cristianos-hija progre, aunque también podría ser padres progres-hija cristiana, ante un caso de aborto. El espíritu, la voluntad (la otra vida, la verdadera) está siempre antes que la carne, el instinto (esta vida, esta prueba: separación de la mies).
 
Buscando en torno a este texto:
San Jerónimo: Se me figura (pienso) que el anunciante no habla por casualidad ni con sinceridad, sino para tenderle algún lazo (alguna trampa); sin duda para ver si prefería la carne y la sangre a la obra espiritual. El Señor, sin negar a su Madre y a sus parientes, contestó al que le avisaba y rehusó el salir.
San Agustín: Su Madre y sus parientes, esto es, la sinagoga y el pueblo de los judíos, están a la parte de afuera. Después de haber rogado, de haber buscado y de haber mandado un mensajero, recibieron la respuesta: tenéis libre albedrío; si queréis podéis entrar y creer.
San Juan Crisóstomo: Ved ahí el orgullo de sus parientes, porque debían entrar y mezclarse con las turbas para oírle, o si no querían esto, esperar hasta el final del discurso y acercársele entonces. Pero ellos lo llaman afuera y lo hacen en presencia de todos para manifestar su vanidad.
San Hilario:No se debe juzgar por estas palabras que en ellas dio El un testimonio de desaire hacia su Madre, puesto que desde lo alto de la cruz le dio pruebas de solicitud y amor filial.Tenían ellos, lo mismo que los demás, la facultad de entrar hasta El; pero porque había venido entre los suyos y no le recibieron, se abstienen de entrar y de aproximarse a El.
San Ambrosio:El propio Maestro ofrece a los demás ejemplo en su persona cuando dicta un precepto. Así, él comienza por cumplirlo. Antes de determinar que quien no deja a su padre y a su madre no es digno del Hijo de Dios, El se somete al principio señalado.

 

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