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XV


 

¿Y por qué vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición? Porque Dios dijo: "Honra al padre y a la madre, y quien maldiga al padre, o a la madre, sea condenado a muerte". Más vosotros decís: quien diga al padre o a la madre, es ofrenda sagrada todo lo mío que te sirve, ya no está obligado a honrar a su padre y a su madre; y habéis anulado el mandamiento de Dios por vuestra tradición. Hipócritas, con razón Isaías profetizó de vosotros: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. Me dan un culto vano enseñando doctrinas, preceptos de hombres."

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Mi opinión:

En este tema insistió varias veces Jesús, y es que es una piedra en la que ha ido tropezando el género humano una y otra vez. La razón es evidente: no solo las personas tienden a acomodar la religión a sus circunstancias y/o conveniencias; el poder (el Cesar) de turno lo hace antes que nadie. Cuando no se tiene convicción, fe en lo que se dice creer, todo viene rodado. El resultado es una infinidad de religiones, sectas inventadas, casi tantas como individuos.
Desde "siempre" se han sembrado religiones a la carta; es el gnosticismo adulterador. Desde hace años se moldea a las masas con ingeniería social, para que cada cual "se apunte" cómodamente a la patraña inducida de moda, o a la multitud de protestantismos retroalimentados entre si. Tras el adulterado Concilio Vaticano II se empieza a predicar un nuevo protestantismo sincrético global basado en la patraña ecológica y llamado a ser la religión global atea "del pueblo", (de los amos); con el
 masón Bergoglio al frente y toda la mercadotecnia detrás.
 
Buscando, he encontrado esta explicación a las palabras de Jesús: "Los sacerdotes enseñaban que, si lo único que tenía un hijo para dar a sus padres, era también lo único que tenía para ofrendar en el templo a Dios; al ofrendar en el templo, por la tradición establecida (Levítico), quedaba exonerado de ayudar a sus padres." Si tenemos en cuenta que honrar (ayudar) a los padres es un mandamiento de Dios Padre (Moisés), y que ofrendar a Dios Padre en el templo es un mandamiento de los sacerdotes... la incongruencia por parte de los sacerdotes es clara; así Jesús les hacía ver, reprochándoselo, que anteponían su voluntad humana a la del Padre (la tradición... el sacrificio, a la misericordia), a quien decían honrar. Otro motivo más, como diría el sabio de Sion Maimónides, para "darle su merecido" a Jesús, por contrariar a la élite del Odre Viejo, de la cábala y el talmud del momento.

Resumiendo: Ninguna interpretación puede modificar ni contradecir el original. Ningún sacerdote ni papa puede contradecir la (atemporal) Palabra.
 
A pesar de que la Iglesia se esforzó por combatir la gnosis, siendo como es una institución humana (Pedro y sus negaciones daban idea del futuro), no pudo evitar la adulteración progresiva, la "protestantización" adulteradora que nos lleva al colmo actual. Por poner un ejemplo claro: el, en su momento polémico divorcio, hoy aceptado en masa sin rechistar por la Iglesia Católica, se opone frontalmente a las palabras del Padre: "lo que Dios unió, no lo separe el hombre" (sin matices, sin relativismos). Solo un paso más de la Elite Talmúdico Usurera Anglosionista; necesario para destruir la familia cristiana. El encargo "protocolario" se fraguó en la logia B´nai B´irth de Sigmund Freud. La respuesta del pseudo cura progre: hay que ir con los tiempos... es decir, con el N.O. del Malo; preceptos de hombres.
 
Como muchas veces somos incapaces de ofrecer la misericordia que nos dicta nuestra conciencia, pretendemos suplir esta carencia con sacrificios (pero, misericordia quiero y no sacrificio, nos dijo también claramente el Padre a través de Jesús) a Dios (que no son a Dios, sino a nuestra propia conciencia, para acallarla); así los ateos (conscientes o no de serlo). Sacrificios de muy distintos tipos que, cuando son colectivos y se repiten con frecuencia, pasan a ser ritos y tradiciones; que con el tiempo y la malicia gnóstica, no solo pierden el contenido, sino que lo cambian radicalmente (doblemente adulterados). El sacrificio está asociado a las prácticas más tribales y paganas; hasta el punto de ser en el fondo, contrarios a la misericordia, contrarios al verdadero cristianismo: Misericordia quiero y ¡NO SACRIFICIO!. La tradición y el rito religioso suele ir asociadas al sacrificio, y el que sean repetitivos no mejora la cuestión en general. Jesús, el Padre, tan solo nos pidió que rememorásemos la Eucaristía.
En todo caso, cualquier precepto, rito o tradición, venga de donde venga, debe subordinarse, a la palabra de Dios, el Evangelio, preferiblemente en la memoria; porque llegará el día en que se persiga el auténtico escrito. De hecho, ya se van cambiando palabras y apareciendo numerosas "versiones" que anuncian claramente su adulteración.
 
La verdadera iglesia de Pedro, la que prevalecerá; el verdadero pueblo de Israel que no está limitado por muros ni fronteras físicas, al que no le ataca la polilla, el gusano, ni la herrumbre; ni envejece. Esta, son las almas libres de quienes entienden y viven el Reino (de los Cielos) en este mundo/vida, que mora en la voluntad de los elegidos. El sacrificio es de este mundo, la misericordia lo trasciende en sus personas para el Padre.
Y me repito creo, ¿es un sacrificio aceptable practicar la misericordia?. Creo que si la misericordia es un sacrificio, entonces no es misericordia, pues debe salir espontánea. Será misericordia cuando se viva como una suerte, una bendición, una oportunidad que nos sale al paso. Misericordia es empatía con el mendigo, con el enfermo, con el anciano, con el desvalido, con el otro, incluso con el que se considera nuestro enemigo... Caín, que es nuestro hermano en el Padre.
Pero sentir misericordia por el malvado que nos odia, no significa aceptar su maldad, su injusticia, sus deseos; porque sería aceptar el mal. La Palabra dice: "no resistid al malo"; es decir, no responded al mal con el mal, sino con el bien (ejemplo claro los mártires en el Imperio Romano). Es “poner la otra mejilla”, dando testimonio de nuestra fe; convicción que obliga incluso a “perder” esta vida, antes que negar a Jesús, que nos dice: “cuando os persigan en una ciudad, huid a otra”; pero, acorralados ante
el verdugo, antes de negar al Cristo: “quien me niegue ante los hombres, yo le negaré ante mi Padre”; dar testimonio, siguiendo su ejemplo. “Los que perseveren, esos se salvarán” (trascenderán); y “cuando llegue el momento, el Espíritu Santo del Padre (el Padre) hablará por vosotros”.

No ofrece dudas: Jesús… el Padre no desea de ningún modo responder al mal con sus armas; por muy justo y necesario que nos parezca. Jamás devolver mal por mal: nítido. Sin embargo, es tentador dejarse llevar por el odio y la venganza, sobre todo cuando se tienen los medios, el ingenio y el valor para saciar la maldad que pueda invadirnos. Es muy difícil dominar ese deseo que te quema por dentro: te la guardo... Eso es contrario absolutamente al Padre por mucha razón que podamos tener. De EL solo es la justicia.

¿Cuántas películas en las que supuestamente el bueno es un dechado de virtudes, terminan saciando su venganza, negando del Evangelio? Alimentan el mal. Y esas son las películas "del ayer", calificadas después de ñoñas, de peyorativamente infantiles por exceso de bondad, y por tanto, irreales… llegándose actualmente la exaltación del delito y de la maldad intrínseca de los propios protagonistas. Se ahonda en la adulteración.
¿Y defender a un tercero? Cuando fueron a apresar a Jesús, alguien cortó la oreja de uno de los que iban a prenderlo con palos y lanzas. Se enfrentó al malo para salvar a un tercero, al mejor: Jesús. Pero Jesús le dijo que envainara la espada, reafirmándose.
Esos primeros mártires que, efectivamente, seguían al pie de la letra la enseñanza de Jesús, oponiendo sus rezos y cánticos de perdón a las armas, a las fieras, al mal, para dar testimonio de la venida del Reino de los Cielos ante aquella sociedad oprimida, sin esperanza, sin fe, ni consuelo; de pronto, cuando la Iglesia se materializó en poder tangible; desaparecieron. La misericordia se empezó a tornar sacrificio, y el sacrificio en tradición.

¿Dónde están hoy esos mártires, auténticos cristianos? En las aldeas perdidas del tercer mundo donde el mal, financiado por la élite anglo sionista, persigue con saña al cristiano mediante su escoria "odiadora" (por ellos sembrada). En las dictaduras proletarias de la élite, donde oscuramente sucede tres cuartos de lo mismo. En las falsas democracias donde la élite medra; y la persecución se torna sibilina, taimada, engañosa, pero feroz. Es en épocas y lugares de bonanza cuando es más difícil alcanzar ese estado de ánimo de los primeros mártires, cuando el mal no se percibe apenas, oculto entre bambalinas, cuando el engaño se viste de gala. Cuando “la prueba” no es palpable, la decisión no es franca, y se pone a prueba antes el conocimiento de la Palabra que la fe en la misma: misericordia quiero y no sacrificio.
 
No hay que inventar nuestro cristianismo a medida (como el de aquellos pseudo rabís del odre viejo), ni el que nos vendan (los pseudo rabís de hoy). Las tradiciones terminan siendo sacos de inmundicia: palabras vacías de hipócritas (me honran con los labios) que no se sienten (su corazón está lejos de MI); son cultos vanos, enseñanzas falsas… preceptos, mandamientos humanos que anulan los mandamientos de Dios. Dijo el Padre: este es mi predilecto, escuchadle: El Evangelio (lo que hemos de escuchar) no es muy extenso, no es complicado… pero si muy difícil de seguir “yendo a por nota”.
Ya que la mayoría somos débiles, y no dejaremos todo para cargar con la cruz como los mejores, al menos, sigamos (dijo Jesús al joven que le preguntó) los Mandamientos de la Ley, resumidos por Jesús en dos; no es mucho pedir para el que tan solo aspira a “aprobar”. Pero si ya empezamos negando (anulando-cambiando-modificando) las claras palabras de Jesús (del Padre) “para ir con los tiempos”, para no ir contra corriente, para ser progresistas y modernos… para no enfrentarnos con vecinos y familiares; 
no sea que nos vayan a llamar fachas o similar… entonces; si ya vamos por ahí: “acaba y vámonos”; preceptos de hombres; rompemos con la Nueva Alianza, rompemos con el Creador.

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Oíd y comprended: No es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre, sino lo que sale de la boca; eso es lo que contamina al hombre. Toda planta que no plantó mi Padre celestial será arrancada.
 
Dejadles: son ciegos conductores de ciegos; y si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en la fosa.
 
¿También estáis vosotros todavía sin inteligencia? ¿No comprendéis que todo lo que entra en la boca pasa al vientre y es arrojado al estercolero? Pero lo que sale de la boca viene del corazón, y eso es lo que contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, blasfemias. Eso es lo que contamina al hombre, pero el comer sin lavarse las manos no contamina al hombre.

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Mi opinión:

Lo que verdaderamente contamina al humano, a los ojos de su creador, no es nada de lo que le rodea en la creación. Por supuesto Jesús se refiere al alma (espíritu...voluntad) no al cuerpo perecedero. Jesús se refiere a la maldad, no a virus, bacterias y demás. Jesús habla con miras a la vida eterna o verdadera vida, no a esta vida temporal.
Lo que contamina al humano, es lo que sale a menudo (no siempre) de su boca… (de su pensamiento, palabra, obra u omisión). Todo lo que sale de la boca viene del corazón… del espíritu, de la voluntad; de lo que pueda o no trascender finalmente. Es del corazón, del espíritu, de la voluntad malvada… de ahí es de donde salen los malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, blasfemias... Eso es lo que contamina al hombre... y a la mujer; y lo que les puede impedir volver al Padre. Los humanos predestinados por el Padre prevalecerán; los demás, los contaminados por el malo, no. Dios no es bueno y malo como suponen algunos agnósticos… solo prevalece el bien
 
(Jesús según San Juan,10)"... Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna, y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, me las dio, es mayor que todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre.”
(Jesús según San Juan,8)”… El padre de quien vosotros procedéis es el diablo (así el Lucifer masón), y queréis hacer lo que quiere vuestro padre. El fue homicida desde el principio, y no se mantuvo en la verdad, porque no hay verdad en él.”
 
Al loro con Bergoglio y compañía (educación, medios de comunicación, ingeniería social… cine, televisión, internet, etc.). Si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en la fosa. O sea, la infiltración agnóstica de turno. Los lobos vestidos de ovejas.
 
"Para un juicio he venido a este mundo, para que los que no ven (los pecadores con remedio, los hijos pródigos), vean (a la luz del Evangelio); y los que ven (los que dicen ver, a la luz de Lucifer... los de la lechuza, masones y demás agnósticos que, conociendo el Evangelio, reniegan de él, del Padre... del bien; son “ciegos que guían a ciegos”), queden ciegos (o sea, queden como estaban).
Si fueseis ciegos (por desconocer la Verdad, el Evangelio, el Reino de los Cielos), no tendríais pecado; pero ahora decís: ¡vemos! (los que teniendo conocimiento de la Verdad, la niegan, insistiendo en su verdad relativa, conveniente o servil; insistiendo en el mal) : Vuestro pecado permanece."
 
Comer sin lavarse las manos y demás infracciones a tradiciones o sacrificios impuestos por los hombres (preceptos de hombres), no contaminan al hombre; no son pecados, o sea, ofensas al Padre. Lo que va en contra de su Ley; si.

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No he sido enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
No está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perros.
Mujer, grande es tu fe: que te suceda como deseas.

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Mi opinión:

En un momento dado del devenir humano, mucho antes de la venida de Jesús, un conjunto de individuos, de alguna manera, empatizó con el Creador. Nació en ellos un precario sentimiento nuevo, que les diferenciaba de todas las especies y de todos individuos de su misma especie. Un sentimiento alejado, cuando no contrario, al del instinto animal, al de la crueldad innata que va asociada a la selección natural de las especies. Nació en la voluntad de aquellas gentes un rudimento de misericordia, de generosidad, de espíritu de servicio; no ya solo en el núcleo familiar, sino para con el prójimo; y que ponía un abismo de por medio entre esos seres elegidos, cercanos al Padre, y el resto de la creación, en cuanto a este mundo toca. En aquellos lejanos tiempos Israel (ese conjunto de individuos) fue, de entre de todas las tribus de la tierra, aquella donde nació por primera vez la comunión, el entendimiento con el Padre. La toma de consciencia sobre el libre albedrio para elegir entre el inconveniente bien y el conveniente mal.
 
Los paganos, los gentiles ya en tiempos de Jesús, como esa mujer cananea (Siria), ignoraban por completo esa diferencia. Esa mujer que pidió misericordia para su atormentada hija, tuvo ante si la Verdad, y supo encontrar las palabras, el sentimiento... quizás fue la primera gentil participe del Reino de los Cielos. Tras el anuncio del Evangelio, en general, no cabe apelar a la ignorancia. En lo que al Padre toca, el Israel de hoy, no es ninguna nación, ni tribu, ni pueblo que se autoproclame heredero o elegido, ni una raza superior, dominadora... es el conjunto de voluntades que siguen participando de ese lazo invisible con el Padre. Son aquellos que están aquí para servir, antes que para ser servidos, con independencia de sus características físicas.
Jesús demuestra que no es cuestión de razas o de ritos, sino de fe. Los últimos serán los primeros, y los primeros aquí, serán los últimos allá. Los elegidos, los dominadores de aquí: la élite, sus antítesis masonas, etc. serán los últimos.
 
El Israel de siempre es la Iglesia de Pedro, la de Moisés. No es el estado de Israel. No es la sinagoga de la Cábala y el Talmud, no es el templo de Jerusalén, ni el Arca de la Alianza, ni el masónico Vaticano actual... no es material, son las voluntades de los elegidos, de quienes agradan, como Jesús, al Padre. El Hijo del hombre no ha sido enviado sino a los: pecadores con remedio, a gentes de buena voluntad que necesitan una guía, un camino que les muestre la verdad para que la reconozcan, y que les lleve al Padre. Ese camino es el Evangelio, las palabras de Jesús, los deseos del Padre. Ese mensaje no es para quienes se recrean en el mal, en instintos perversos, en las bajas pasiones que dirían los famosos Protocolos. Gentes malvadas, conscientes de ello, que no desean cambiar y solo esperan sacarle partido a cada segundo de su existencia egoístamente. Que desean ser servidos antes que servir. Gentes sin remedio que contradicen sus palabras con sus actos. Antes habrá que buscar la salvación para quienes saquen un cuatro, que para quienes saquen un cero; pues la mies es mucha y los obreros pocos. Jesús vino por la mies, no por la cizaña. Jesús hizo ver que, para llamarse hijo del Padre, hay que merecerlo: queriendo al Padre y a cada hermano (todo el prójimo) como a uno mismo, pese a ser todos, sus criaturas. Como criatura suya también es un perro, o un saltamontes, pero no son llamados sus hijos. Y Jesús dejó bien claro cuál es el deseo del Padre respecto a sus hijos. El, Jesús, era... es, el ejemplo a seguir. No es cuestión de razas o de ritos, sino de fe en que la misericordia es el camino a la Vida.

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